Después
de la exposición a la radiación, las mujeres son más propensas a
engendrar varones que hembras, sugiere un nuevo estudio.
El estudio documentó un aumento localizado en la proporción de
varones y hembras nacidos después del desastre de Chernóbil y
tendencias similares relacionadas con la dispersión tardía de
partículas provenientes de pruebas nucleares realizadas en las
décadas de 1960 y 1970. Los investigadores también descubrieron
un número pequeño, pero aún desproporcionado, de nacimientos de
varones cerca de instalaciones nucleares en Alemania y Suiza.
Aún no se sabe si la radiación interfiere en el esperma del
padre, en el cuerpo de la madre antes del embarazo o en el
desarrollo del embrión. Pero como la alteración en la proporción
sexual puede indicar otros problemas de salud, el estudio
plantea nuevas preocupaciones relacionadas con eventos tales
como el reciente desastre nuclear deJapón.
"El dogma era que este efecto no podía ser posible o que no
había efectos de este tipo”, afirmó el Dr.Hagen Scherb, experto
en bioestadística del centro de investigaciones Helmholtz
Zentrum München de Múnich, Alemania. "Ahora claramente podemos
demostrar que existe un efecto. Y esto cambia nuestra percepción
de los riesgos de la radiación”.
Algunos de los primeros indicios que vinculaban la radiación con
la alteración en la proporción sexual de los bebés surgieron
después de lasbombas atómicas
de Hiroshima y Nagasaki en 1945, a pesar de que los datos no
eran suficientemente convincentes.
Pruebas posteriores con bombas y
estudios con animales relacionaron
la exposición a la radiación con un aumento de nacimientos
prematuros y defectos congénitos. Sin embargo, durante varios
años los datos de nacimiento fueron ignorados, a la espera de
análisis más profundos.
Utilizando registros oficiales y públicos, Scherb y su
compañera, Kristina Voigt, descubrieron que la proporción entre
hombres y mujeres nacidos en el este y en el centro de Europa
había disminuido ligeramente en las décadas posteriores al
desastre de Chernóbil,
en 1986.
Pero en 1987, según informaba el periódico Environmental
Science and Pollution Research, se produjo un repentino
aumento del nacimiento de varones en comparación con el
nacimiento de hembras en esos países.
La tendencia continúo en alza durante varios años
estabilizándose alrededor del 2000. En los Estados Unidos y en
otros lugares, las proporciones sexuales continuaron
disminuyendo por diversas razones, sin indicios de aumento hasta
mediados de la década de 1980.
En general, el cambio era insignificante – de un orden de menos
del 0,5% -, variando entre 1,045 y 1,06 varones nacidos por
cada hembra, dependiendo del lugar y de la fecha del análisis.
Pero al aplicarse estos datos a toda la población, se estima que
440.000 niñas dejaron de nacer como resultado de la explosión de Chernóbil,
afirmó Scherb. Los investigadores sospechan que la tendencia
indica una pérdida desproporcional de embarazos de mujeres como
resultado de la exposición a la radiación.
Tanto en Europa como en los Estados Unidos el estudio también
descubrió incrementos y disminuciones en las proporciones de sexo,
que reflejaban la frecuencia de pruebas con bombas atómicas.
Conforme a los investigadores, estos ecos han demostrado un
retraso de varios años que se correspondía con la dispersión
tardía de las partículas radioactivas en la atmósfera.
Como última evidencia, los investigadores también documentaron
un ligero aumento del número de nacimientos de varones cerca de
instalaciones nucleares en Alemania y Suiza, en los períodos en
los que las mencionadas instalaciones se encontraban en
funcionamiento.
El estudio ofrece "pruebas de que el bajo nivel de radiación,
cuyos efectos nadie desea, de hecho produce un efecto”,
garantizó Scherb. "Y este efecto es bastante significativo en
números absolutos”.
Se ha demostrado que la radiación ionizante – o tipo de
radiación emitida por bombas y
plantas nucleares – altera el sexo de
las moscas de la fruta y de las ratas, declaró Karl Sperling,
del Instituto de Genética Humana de la Universidad
de Berlín. Sperling sospecha que la exposición a la
radiación puede afectar al ADN en
las primeras divisiones celulares después de la concepción, un
período muy vulnerable.
Si la radiación puede influir en las proporciones sexuales de
esa manera, pueden existir motivos de preocupación en relación
con otras exposiciones ambientales, añadió.
“Existe una necesidad urgente de realizar estudios
epidemiológicos analíticos sobre otros peligros ambientales, que
pueden conducir a la revisión de las directrices internacionales
para la seguridad radiológica, concluyó”.