Hasta
acá, todos amamos los programas de rastreo de computadores
robados, porque son prácticamente la única esperanza de
recuperarlos cuando los amigos de lo ajeno se llevan el
nuestro. Pero, ¿qué pasa cuando el equipo robado fue vendido y su
nueva dueña sostiene candentes videollamadas con su pareja y
la empresa de indagación se queda con el material al que
tuvieron acceso?
Algo así es lo que está viviendo la profesora estadounidense
Susan Clements-Jeffrey (de 52 años), de Ohio, y su novio,
quienes acaban de acceder a demandar a la compañía Absolute
Software, que habría hecho mal uso de sus atributos de
rastreo.
La compañía intentaba identificar a la persona en poder de un
computador robado en que estaba instalado su software LoJack; el
operador Kyle Magnus capturó imágenes y se las entregó a la
policía. Pero el problema es que ella
asegura que no tenía idea que el PC había sido robado (es
profesora y supuestamente se lo compró a un alumno que a su vez
se lo habría comprado a un compañero que sí lo había robado
inicialmente en un colegio). Y el juez de la causa, Walter Rice,
estimó que la compañía fue muy lejos al registrarla
sosteniendo una videollamada con su pareja, donde sale desnuda y
de piernas abiertas.
“Una cosa es hacer que un
computador reporte su dirección IP o su ubicación geográfica
para poder rastrearlo, pero es completamente diferente violar
las leyes federales de intervención telefónica al interceptar
comunicaciones electrónicas de la persona que está usando el
equipo robado”, sostuvo el magistrado.
Al respecto, Tomás
Pollak, creador de Prey
Project, se
mostró sorprendido por el caso y adhirió al dictamen del juez,
en el sentido que “el
problema de Absolute aquí es que se pasaron de la raya”. Al
mismo tiempo, el ex
redactor de FayerWayer marcó
diferencias entre ambos software principalmente por dos razones: “Prey
no permite grabar video ni audio justamente para no caer en
espionaje y
además nosotros sólo ofrecemos el programa y los usuarios se
hacen responsables de su uso, mientras que Absolute activa el
servicio y hace el rastreo”.
Luego explica que en los planes grandes de Prey (para empresas o
colegios), ofrecen eliminar ciertos módulos como la captura de
imágenes, precisamente para que no se preste para malos usos.
“Algo así podría ocurrir con el uso de Prey, pero la demanda no
iría contra nosotros. El modelo sobre el que trabajamos nos
absolvería”, completa.
Al final, Absolute hizo su trabajo en recolectar la información
y entregarla a la policía en pos de la recuperación del
computador, pero se abre el debate en torno a los atributos de
estas compañías y el criterio en el uso de los mismos por parte
de sus investigadores.
¿Cruzó el límite la compañía de rastreo o sólo cumplió
con su trabajo?