07/02/2011
Este es uno de los usos tecnológicos que dan gusto: es
tecnología aparentemente del futuro, usada ahora para solucionar
un problema práctico. Esta es la historia. Lyndon Baty es un
jóven estudiante secundario en un colegio de Texas. Tiene una
enfermedad renal poliquística que, por el tratamiento que
recibe, lo ha dejado casi sin sistema inmunológico, por lo que
ha tenido que tener clases en su casa, sin poder ir al colegio.
Tras saber la historia, representantes de VGO, una empresa de
robótica, se contactaron con con el distrito escolar de Knox
City, Texas, para ofrecer sus servicios. Esto consistía en el
uso del robot de telepresencia VGO, que tiene como
características una altura de 1,20 metros, una pantalla, cámara,
parlantes y un micrófono. Lyndon se conecta al robot desde su
casa, a través de un computador y con él puede asistir a sus
clases. Se cambia de sala para ir a sus distintos ramos, como
todos los alumnos, y además, le permite interactuar con gente de
su edad.
VGO tiene un costo de US$ 6000, lo que incluye los US$ 1200 que
cuesta el servicio al año. Esto lo hace especialmente atractivo
en comparación con los más de US$ 15 mil que están costando la
mayoría de los robots de telepresencia. Y tiene las
características estándar del mercado: buena duración de batería
(6-12 horas), calidad de video similar a Skype y compatibilidad
con WiFi estándar.
Si bien no es una tecnología barata, sirve para que al menos un
niño pueda tener la experiencia que siempre quiso de ir al
colegio. Después del salto, una nota de CNN sobre su historia
(en inglés).
Link: Texas student sends robot to school in his place, can’t get it to do his homework (Engadget)
Fuente: www.fayerwayer.com