17/06/2011
Cuando la flota ballenera japonesa detuvo su actividad en la Antártica en febrero, dos meses antes de lo previsto, luego de haber cazadoúnicamente 170 de sus previstas 945 ballenas, se produjo una amplia especulación -- que todavía se mantiene – de que ello representaría el final de largas décadas de historia de caza ballenera japonesa en elOcéano Antártico.
Se produjo una escasa o casi nula expectación de que lo mismo ocurriría para el programa ballenero del país en el Pacífico Norte -- que estando mucho más cerca de la costa del país--, requiere menos inversión que el caso de la Antártida. Además, no está sujeto a los estrictos protocolos ambientales que rigen las actividades en la región polar sur. Esa falta de optimismo se justificó el fin de semana tras el anuncio del Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón que declaraba que una flota de tres embarcaciones había dejado el puerto para cazar 260 ballenas en el noroeste del Pacífico desde ahora hasta finales de agosto.
La pesca comercial de ballenas fue suspendida indefinidamente por laComisión Ballenera Internacional al comienzo de la temporada de la Antártida 1985/86; sin embargo, desde 1987, Japón ha eludido la suspensión en la Antártida catalogando sus actividades como de “investigación científica”. El programa del Pacífico Norte comenzó en 1994; y el Instituto de Investigación de Cetáceos anunció que las 260 ballenas que se planean cazar este año serían analizadas para investigar "el contenido de sus estómagos, el ADN y otra información”.
Una revisión del 2003 criticó la investigación ballenera japonesa del Atlántico Norte, entre otras cosas, por “la falta de hipótesis comprobables o medidas de desempeño”, llegando a la conclusión de que tanto éste como el esfuerzo de la Antártida “parecen ser a largo plazo, abriendo y clausurando programas balleneros que mantienen operativa la industria”.
Fuente: www.fayerwayer.com