26/06/2011
Cuantos recuerdos me trajo la avalancha de cuponeras de descuentos cuando comenzaron a inundar mi casilla de correo. Canchas de Paddle, parripollos y videoclubs de barrio atestaban las calles de Buenos Aires en tiempos de bonanza económica en la década del ‘90. Hoy es tema de cualquier reunión de amigos o familiares esa súper oferta para ir a cenar a restoranes inalcanzables para nuestros magros bolsillos, o la promesa de un fin de semana en un Spa de lujo al precio de una vuelta de calesita.
Lo cierto es que el fenómeno no se detiene, cada vez son más las personas que conocen el sistema y muchas más las que lo utilizan. Alcanza con entrar a cualquiera de los sitios y ver la cantidad de ofertas que se realizan sobre los cupones del día o los de días anteriores. Incluso ha sido responsable de la considerable mejora del comercio electrónico en la región, herramienta que resulta poco confiable para el usuario medio en la región, por miedo o por desconocer políticas de seguridad entre otras características de este tipo de recursos.
En los Estados Unidos, país de origen del segmento, la avalancha es infinita. La crisis ha volcado a la población hacia los descuentos, los cuales, según la consultora Price Waterhouse Coopers, le permiten a los consumidores ahorrar una media de 4 mil millones de dólares anuales. Hasta tienen a un muchacho desempleado y patrocinado que prometió vivir durante un año a base de cupones, y parece que está por lograrlo.
Los números parecen demostrar que esta avalancha de ofertas no se detendrá en el corto plazo. La empresa especializada en medición de audiencias online, ComScore, emitió un informe del uso de portales de cupones por parte de la población de América Latina, donde Brasil, Argentina y Chile lideran las tablas de usuarios que los consumen.
Las casi 5 millones de visitas que recibe Groupon, el mayor sitio de cupones del mundo, son cerca del 50% del total de usuarios que acceden a estos sitios de ofertas en toda Latinoamérica. El total de 11,6 millones de visitas de usuarios de internet indica que, en relación al total de la población de internet de cada país, más del 10% visitó alguno de estos sitios.
Alejandro Fosk, Senior Vicepresident de ComScore para América Latina señaló que “los sitios de cupones no sólo están conectando los comerciantes locales con los consumidores en línea, sino que también están ayudando a impulsar el desarrollo del comercio electrónico en la región”.
Lo más interesante de este informe, y lo que hace que el fenómeno tenga chances de afianzarse aún más, es que los datos relevados no incluyen visitas desde computadoras públicas ni celulares. Detrás de Brasil, Argentina y Chile, líderes en la región en porcentaje de penetración de usuarios, encontramos, siempre por orden de alcance, a México (6,6%), Perú (5,4%), Colombia (3,6%) y Venezuela (0,8%).
Decíamos que el líder regional es Groupon, quien se lleva casi la mitad de las 11 millones de visitas mensuales, seguido por Groupalia y las principales cuponeras brasileñas, donde el fenómeno ha generado más de 1500 clones de Groupon hasta el momento:
Fosk considera este mercado emergente como el actor principal del próximo año, donde suponemos que deberían consolidar su posición o desaparecer en una montaña de ofertas cíclicas inservibles o que cumplen poco y nada con lo ofertado, tal como sucede con algunos rubros como la cosmética y los tratamientos de belleza.
La única duda que me queda es que podría pasar si las cuponeras llegaran a desaparecer. En Argentina existen dos casos relacionados con promociones que se ofrecen como intermediarios de fidelización entre los comercios participantes y el consumidor pero que se han convertido en moneda corriente para una nueva raza: El buscador de descuentos.
Tanto Club La Nación, una tarjeta que ofrece un amplio abanico de promociones y ofertas a cambio de estar suscripto a sus diarios y revistas en circulación, como los convenios de las tarjetas de crédito de los principales bancos con cadenas de comercios (los cuales en algunos casos y fechas especiales pueden llegar hasta el 50%), han transformado la manera de consumir bienes al punto de que muchos usuarios esperan las fechas de promoción para comprar o sólo visitan lugares donde hay descuentos. Incluso a fines de 2010 se intentó dar de baja los descuentos bancarios y una organización de Defensa al Consumidor acudió a la Justicia para evitarlo, argumentando que era un “derecho adquirido de los consumidores”.
Es de esperar que para el nuevo modelo de consumidor de cupones compulsivo, como decía la abuelita, no sea peor el remedio que la enfermedad.
Fuente: www.fayerwayer.com